LOLA CABRILLANA: "NO TENGO 25 ALUMNOS, TENGO 25 REALIDADES; EN MáLAGA HAY GRANDES PROBLEMAS DE RATIO EN EL AULA"

Lola Cabrillana: "No tengo 25 alumnos, tengo 25 realidades; en Málaga hay grandes problemas de ratio en el aula"

A título personal | Lola Cabrillana, escritora, maestra y activista del colectivo gitano en Málaga.

16 de junio 05:00 16 de junio 05:00 Alba Rosado

A TÍTULO PERSONAL

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Lola Cabrillana está siendo una auténtica revolución en las librerías malagueñas. En Proteo, sin ir más lejos, es una de las autoras más vendidas en muchas de ellas. Aunque su primer libro, Voces de canela, salió en 2020, el lanzamiento de La maestra gitana el año pasado marcó un antes y un después en su vida.

La maestra que trabajaba en un colegio del distrito Palma-Palmilla se consolidaba con aquella novela como una escritora de éxito, con todo lo que ello acarrea. Ahora sus locos bajitos que le ponen su mundo patas arriba cada mañana tienen que compartirla con periodistas y otras personas del mundo de la literatura, que se la rifan.

Y más ahora que acaba de lanzar Las cuatro esquinas del mar, un relato donde Lola escribe desde el activismo más desgarrador. La escritora lucha por los derechos del colectivo gitano fuera, gracias a las redes sociales, pero también dentro de las páginas de cada uno de sus libros, porque sabe que los gitanos nunca han tenido el hueco que se merecen en la literatura universal. 

La trama se centra en una familia gitana que se ve sacudida por una oleada de racismo cuando uno de sus miembros es acusado de un grave delito. Cabrillana logra mostrar cómo toda la familia se une para protegerse de todo ese odio irracional y para lograr justicia por la dignidad de todo un pueblo.

Aunque leer sus libros permite conocer a Cabrillana mejor, EL ESPAÑOL de Málaga se cita con ella para seguir adentrándonos en su interior y poder conocer su visión de una Málaga que la ha visto crecer personal y laboralmente.

¿Cuáles son las cuatro esquinas de Lola Cabrillana? En el libro, las de Zaira están repletas de amor, familia, valentía, feminismo, activismo…

Mis cuatro esquinas están formadas por miembros de mi familia. Yo creo que no puedo decir otra cosa. Sin esas cuatro esquinas, sin esos cuatro pilares… Yo no sería la persona que soy. La más importante para mí en esta vida son los miembros de mi familia, pues son los que hacen mi vida más fácil, más bonita, más bella, más todo.

Soy de ese club de personas que ponen tu rostro tanto a Zaira, tu nueva protagonista, como a Mara, la de La maestra gitana. ¿Por qué crees que ocurre?

Todo el mundo me lo dice. En cambio, yo me siento muy identificada con la primera protagonista, pero no me he sentido dentro de la segunda protagonista. Imagino que es porque sigo tan dentro de la primera, que vuelve a salir de nuevo en la segunda, pues no me acabo de identificar. Soy consciente de que Zaira tiene muchas cosas mías, tiene mucho de mi lucha, de mi forma de ver la vida, pero no me siento totalmente identificada con el personaje al completo. 

¿Crees que ocurre por su lucha activista?

Sí, la gente me ve porque al final creo que al final mis personajes se impregnan de mi forma de ver la vida. Es inevitable. Zaira es un personaje muy cercano a mi vida, por lo que es fácil llenarlo de mí y de mi forma de pensar o de resolver conflictos. También por cómo contempla ciertos temas.

¿Y cómo ha sido para ti adentrarte en una trama policial? Porque yo creo que esa ha sido la sorpresa más grande para todos, tus lectores no esperaban que fueses a hacer algo así.

Para mí ha sido maravilloso. En esta novela, a diferencia de la primera, he sido más libre, me he sentido más suelta, porque la primera fue un proyecto que me dieron y esta no. Igualmente, La maestra gitana fue un auténtico regalo. Pero es cierto que en esta ocasión he podido escoger la trama, los personajes. Yo siempre tiendo a hacer tramas de investigación, porque me gusta. Creo que lo hago bien y me gusta mucho.

¿Y te has dejado aconsejar por alguien para escribirla?

Pues el que me ha asesorado mucho ha sido mi amigo Víctor Navas [en el que está inspirado el alcalde que aparece en el libro]. Él ha ido leyendo el libro a la vez que lo escribía porque había cosas que a mí se me escapaban, como por ejemplo cómo se organizaba desde un ayuntamiento un dispositivo policial. No sabía cómo se tomaban ciertas decisiones desde el ayuntamiento y él me ha ido orientando evidentemente en la trama.

Una trama donde se toca la homosexualidad en el pueblo gitano y también un caso de violencia de género visto desde el sufrimiento de la familia. Se leen cosas verdaderamente escalofriantes en el relato. ¿Has sufrido sentada en el teclado?

Cuando me planteé hacer Las cuatro esquinas del mar, me planteé también esos tres objetivos: tratar la homosexualidad en el pueblo gitano, tratar cómo se sienten las personas que rodean a una persona maltratada que no se deja ayudar y que se visualizara cómo se siente la población gitana cuando es acusada de algo y automáticamente es culpable de ser inocente.

Sobre lo segundo, me preocupa mucho. Lo veo a menudo y es un enfoque que no se suele ver y que debería verse más, porque hay personas muy perdidas tratando de ayudar a estas personas maltratadas que no saben bien cómo actuar. Es muy difícil para ellos.

¿Te has inspirado en sucesos reales? Porque algo que también me llama la atención de la novela es que no sé cuántos establecimientos locales que existen nombras. Hay muchísimos. Tus libros son ficción supuestamente, pero yo los catalogaría de no ficción.

Me he ido nutriendo de casos que han ocurrido en España, como los lectores irán viendo. He querido plantear cómo se han tratado informativamente hablando estos casos y qué repercusión habían tenido. Normalmente, no se han tratado como se debería. 

Y respecto a lo de los locales, me encanta meter guiños reales. Casi todos los personajes de esta novela son reales. El alcalde es mi amigo Víctor y la periodista Ana Pérez-Bryan, que es amiga, es en quien está inspirada la periodista del libro. 

Yo siempre digo que las personas de mi entorno deben tener cuidado, porque puedo robarles la personalidad para meterles en un personaje. 

En la novela también se habla de cómo las personas se esconden en foros para verter barbaridades de otras personas. A ti te pasó. En un foro te pusieron de vuelta y media. También otra persona se dedicó a quemar La maestra gitana, acto que grabó en vídeo y difundió en redes sociales, solo porque eres gitana. ¿Cómo se aprende a gestionar todo esto? ¿Una se acostumbra?

Asimilar un episodio así, que te quemen el libro, es difícil, pero que lo hagan encima con los argumentos que ponen, es peor. Hay determinadas acciones que se han puesto de moda como cuando pongo un post que se hace viral y responden debajo con enlaces de mi libro en PDF gratis. Eso me está pasando mucho ahora. 

También me mandan mensajes privados diciéndome que nunca voy a triunfar, que ellos se van a encargar de que no lo consiga. Esto se gestiona teniendo conciencia de que si esto te pasa, vas por buen camino. Hay que analizar a la gente a la que molestas y luego fijarte en la contrapartida. Hay que ver todo el amor que tenemos, a mí me dan mucho cariño en redes.

Por ejemplo, yo el vídeo no me lo encontré. Lo vi por mi hermana. Mis seguidores lo habían denunciado en masa para evitar que me hiciera daño. Twitter lo quitó antes de que yo entrara. Eso también ayuda a gestionar algo tan feo como eso, tener apoyo es fundamental.

También me encanta cuando voy a una firma y hay tantísima gente que me cuenta historias bonitas, eso es lo que te hace seguir adelante... 

Las redes te han hecho un referente del colectivo gitano. Mujer, gitana, con apoyo de miles de personas… Eso duele a los haters. 

Sí, genera más odio, claro, algo que no puedo entender. He decidido no perder el tiempo intentando encontrar explicaciones a cosas que nunca la van a tener. Eso sí que duele, ¿no? Una es humana, tiene sus sentimientos y se da cuenta, por supuesto, se tropieza con cosas difíciles de gestionar, pero hay que pasar página y no gastar mi valioso tiempo en ellos.

En tu libro hay precisamente muchísima reivindicación. ¿Crees que es necesario que desde la literatura se reivindique? Porque no en todos los libros se hace. 

Creo que es necesario; nunca nos han tratado bien. La literatura siempre ha tratado a la población gitana mal. Siempre hemos sido los que robamos, los que trapicheamos… Nunca hemos sido personas normales, hay muchos gitanos que somos normales. 

En su día me dijiste que los mercadillos no tienen hueco en los libros y ahora aparece un chiringuito de gente trabajadora de la Costa del Sol. Personajes que trabajen en la restauración, siempre tan denostada… Tampoco hay tantos, ¿no?

Efectivamente. Ese era otro de los objetivos que quería que se viera en el libro, el trabajo que hay detrás de un chiringuito malagueño. La gente va a comer a un chiringuito y no aprecia todo lo que tienen que pasar esas personas para nuestro pleno disfrute, incluso tras el calor de una barquilla gracias a la que nos comemos los espetos.

En 2020, Lola, lanzaste Voces color canela. Sin embargo, se percibe que tu cambio de vida llega con la locura de La maestra gitana. ¿Cómo has vivido eso de añadir a tu vida el título de novelista con todo lo que ello conlleva?

Ha sido un cambio brutal en mi vida. A mí me sigue asombrando todas las muestras de cariño que recibo. Me siguen abrumando, mejor dicho. Allá por donde voy siempre me dice alguien algo bonito. Siempre hay gente con historias preciosas, con cuestiones, con apoyo. ¡Hasta en el Mercadona, Alba! 

Es una fama divertida (ríe). Lunes, ocho de la mañana, el señor de la gasolinera me ve y decide hacerse una foto conmigo porque vuelvo loca a su mujer. Es muy divertido. Otras veces los oigo cotillear y me hace mucha gracia, saben que me conocen, pero no saben de qué concretamente. 

¿Y la agenda? Pedro Sánchez y tú debéis andar ahí, ahí, empatados.

Frenética. Acabo de llegar de la Feria del Libro de Léon, en breve me voy a Sevilla. Tengo Galicia, Santiago de Compostela, para una charla… Estoy muy contenta, he estado hasta en un pódcast con la de la voz de Siri, Iratxe. Yo me lo paso pipa, tengo que reconocerlo. Estoy cansada, pero lo disfruto muchísimo.

Pódcasts, entrevistas, charlas, ponencias. No paras, no paras. Has descubierto una nueva etapa de tu vida, pero veo claramente un coste personal que te separa de tus cuatro esquinas…

Tengo la suerte de vivir con mi hermana, de disfrutar mucho de mis padres y de que los que me ayudan son mi propia familia. Aquí tengo a mi tía mismamente, que cuando no puedo ir el domingo a trabajar al mercadillo con mi hermana, va ella. ¡Y encima no le pago, pero lleva unos pendientes de Mamasu monísimos! (Ríe)

¿Y tus alumnos del cole están notando este cambio? ¿Te ven como una famosa?

Mis niños son conscientes de mis cambios porque como yo cuelgo muchas cosas en mis estados de WhatsApp, sus papás y mamás tienen mi número personal, lo ven y le enseñan fotos o vídeos. Son tan conscientes al nivel de decirle a la monitora de la granja-escuela que fuimos el otro día ‘mi seño es famosa, ¿tú lo sabes?’. Y ya dicen que soy Lola Cabrillana, aunque para ellos soy Cabritilla, Cabrilla, o lo que les apetezca ese día. 

Además, alguna vez ha venido la televisión a clase. Un día vinieron a hacernos una entrevista y el señor de la cámara les dejó claro el lugar donde no debían tocar. Y entonces uno de los niños soltó un clarísimo ‘¿aquí?’. 20 minutos se tiró el muchacho limpiando la grasa que había dejado con sus manos. (Ríe)

Son conscientes y viven esto como una aventura que para ellos es divertida. Me hacen preguntas, me dicen que me han visto en la tele o vienen con sus familias a determinadas firmas. A la presentación vinieron varios. 

¿Y no te da pena de que llegue el día en que tengan que dividirse los caminos? ¿Llegará el momento en que tengas que elegir entre la Lola Cabrillana maestra o la escritora?

Creo que llegará, pero como todavía no ha llegado, no me lo planteo. Sí soy consciente de que el día tiene 24 horas y yo soy una única persona. Una persona con suerte, porque duermo poco. No podría si necesitara ocho horas para vivir. Sé que llegará el momento en el que sea muy difícil gestionarlo todo a la vez. 

¿Qué ha sido lo más bonito que te ha dado esta nueva versión de ti?

La gente. El otro día puse un tuit contando una historia que, sin duda, ha sido lo más emotivo que yo he vivido en una firma. Si tengo que elegir lo más bonito que he vivido en esta etapa, yo creo que me quedo con eso. Dos profesoras que me traen a una alumna que quiere ser maestra, una gitana graciosísima. Los padres se tiraron llorando los 45 minutos de charla. Tuve que coger y parar y decirles que menudo mal rato que les estaba dando. La mujer me dijo que no, que estaba muy emocionada. Hay muchas historias bonitas de niñas que me dicen que han leído mi libro y que quieren seguir estudiando, personas que están en hospitales pasando por una enfermedad muy dura y que están ahí con mi libro tratando de olvidar por un ratito lo que les ha pasado. Son historias que me llegan al alma.

En tus libros está Málaga de principio a fin. ¿No concibes escribir tramas en otro lugar? ¿No te salen personajes en el País Vasco o en Cantabria?

Teniendo lo que tengo cerca, disfrutando de lo que disfruto aquí, ¿cómo me voy a ir fuera en mis historias? Tengo un entorno privilegiado. Vivo en un sitio maravilloso con unos comercios maravillosos que intento reflejar en el libro. Tengo a unas personas fantásticas de las que puedo nutrir la personalidad de mis personajes para que me salgan fantásticos. 

Sale Teseo, que me dio a mí mi primera oportunidad contando cuentos. Hay anécdotas que son reales de mi familia… 

Hay Málaga por los cuatro costados… Ya que en el libro está la presencia de ese alcalde, quiero preguntarte un clásico de esta sección. ¿Si tú fueras alcaldesa de Málaga o de Benalmádena por un día, por dónde empezarías?

Evidentemente, por educación. No podría ser de otra manera. Empezaría por educación, por dotarla de recursos, bajar ratios, crear ayudas… Pero lo primero de todo sería un diagnóstico de cómo está la educación ya no solo en los pueblos, sino a nivel general, donde me tocara. Después tomaría medidas que hicieran sentir acompañada a la comunidad educativa.

¿Cómo está la educación malagueña hoy en día?

Hay colegios abandonados sin ayudas, la ratio, te digo en mi pueblo, es muy complicada. Falta de plazas por todos los niveles, hay lagunas por todas partes.

¿Y no crees que con lo importante que es lo que acabas de decir? Los políticos cada vez se olvidan más de la educación y de la política social.

Ese es el gran problema. Olvidan las cosas más importantes. Para ellos, la educación no es importante, no se invierte en ella. Si se invirtiera, el escenario social en estos momentos sería otro totalmente diferente.  

En el III Foro de Educación, Tecnología e Innovación de EL ESPAÑOL de Málaga se dijo en una mesa que la mejor inversión del Gobierno siempre será la educación; pero colores aparte, siempre se olvidan de ello.

Es que esa es la triste realidad. Yo suscribo esas mismas palabras. No podemos permitirlo.

¿Y Málaga como ciudad o provincia? ¿Cómo la ves?

Soy malagueña, he vivido en Málaga capital y en Benalmádena, y puedo corroborar que los barrios están muy abandonados. Yo que he nacido en un barrio, me cuesta mucho trabajo ver la realidad cuando vuelvo a este. Calles con ratas, abandonadas de la suciedad que tienen. Es una pena. Miraflores ha sido el barrio que más retroceso ha tenido, no se puede andar por sus calles. Me da pena. Yo soy de Miraflores. Estuve allí en el colegio con mi amigo Dani Pérez, del PSOE, quien seguro que también me apoyará con el tema de las ratas. Él fue el primero en cambiarme el apellido, por cierto [se apellida realmente Flores],

¿Y los coles malagueños?

La escuela no se está adaptando a los cambios de la sociedad, ese es el principal error. Eso está produciendo que perdamos la relación con el alumnado. No podemos atenderlos. Yo no tengo 25 alumnos, tengo 25 realidades porque no tengo medios, no tengo recursos, no tengo tiempo para resolver los problemas tan graves que hay en una clase, porque te encuentras todo tipo de situaciones y más en el colegio que estoy [en Palma-Palmilla].

Pero vamos, que eso ocurre en cualquier colegio, no solo por la zona donde yo estoy. En todos los colegios existen los mismos problemas. Cada día hay más niños diagnosticados con el espectro autista, cada vez hay más niños TEA, cada vez hay más niños con déficit de atención. Es que hay muchísimas cuestiones que no se están evaluando y a las que no se están dando respuesta. 

Antes nosotros íbamos al colegio e íbamos a aprender porque no había otros medios para aprender. Tú ibas al colegio y aprendías. Ahora un niño lleva en el bolsillo toda la información que es capaz de visualizar en la biblioteca más grande del mundo. Y eso es un cambio. Y ahora la motivación no es la de antes y la escuela no sirve, no ofrece ninguna alternativa.

Hay una cosa muy importante de la que nadie habla y es que vivimos en la sociedad de la inmediatez y los alumnos y las alumnas están acostumbrados a pasar y ver en un vídeo de tres segundos todo lo importante para ellos y luego se dan cuenta de que en el cole no existe esa inmediatez. Hay un proceso lector que requiere un proceso cognitivo, una concentración. Ahí vamos muy mal, la paciencia y la empatía se han perdido totalmente, lo que genera conflictos difíciles de resolver. Yo tengo a los pequeños, pero me compadezco de los de Secundaria. Siempre que veo a mis compañeros les digo que tienen el cielo ganado. 

Otro problema que aterra a los malagueños es la vivienda. Los jóvenes no pueden comprarse una casa.

Es horroroso. Yo que vivo en Benalmádena, encontrar un alquiler es imposible. Los que vivimos en pisos de zonas turísticas en verano nos encontramos un infierno que se alarga perfectamente hasta octubre. Estamos rodeados de alquileres turísticos, de turistas que vienen de fiesta a pasárselo bien y que no respetan el sueño ni la vida de los demás, que tienen una vida tranquila.

Antes hablábamos de cómo te gustan los comercios locales para tus libros. Cada vez tienes menos opciones para elegir porque están desapareciendo, en gran parte, por esta turistificación de la ciudad.

Es muy triste. Es una pérdida de identidad tremenda y me da muchísima pena. Yo me pongo a pensar en la gente joven y no sé qué decir. No tienen oportunidades. Aunque trabajen, buscan un piso y no tienen dónde ir. Creo que las generaciones que vienen lo tienen muy complicado y va a ser un gran, gran problema. 

Esto está en la fase inicial. Cuando pasen cuatro años y los chavales crean que han podido ahorrar algo con suerte, ya no habrá nada, ni un sitio donde vivir. Es horrible.

Y para acabar. Torre del Puerto. ¿Sí o no?

No, rotundo no. Nadie me ha ofrecido un argumento que me convenza de que esa es la mejor respuesta. Cuando llegue, hablaremos.

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