HABLAMOS CON RAFA TARRADAS BULTó SOBRE SU NUEVA NOVELA: "TUVE UNA éPOCA MUY DESASTRE"

Rafa Tarradas Bultó no era buen estudiante, pero en cambio sacaba unas notas excelentes en Historia y redacción. Estas dos materias en las que destacaba le han servido de base para el éxito de sus libros. El primero se lo autopublicó y el boca a boca funcionó de tal manera que la editorial Espasa lo fichó como autor con futuro.

Acaba de publicar su quinto libro, ‘El hijo del Reich’ y reconoce que ya puede vivir de la literatura.

Isabel Ribada

Forma parte de una saga empresarial de origen textil, los Bultó, que tienen en la masía San Antonio, en el Penedés, su cuartel general donde cada Navidad se reúne esta gran familia.

Rafael Tarradas Bultó. (Cortesía Espasa)

Recuerda con mucho cariño a su tío Álvaro Bultó, que durante unos años vivió con ellos en su casa y al que define como “una persona especial”.

Sus referencias vitales las marca su familia y unos abuelos a los que recuerda contando historias.

Tu quinto libro, con el título ‘El hijo del Reich’, ¿cómo lo venderías para que despierte interés y se lea?

Es una historia que transcurre durante la Segunda Guerra Mundial con personajes españoles que se implican en tareas de espionaje. El eje principal es una madre que está escondiendo desesperadamente a su hijo de los nazis porque le consideran un príncipe del Reich.

Todas tus obras tienen un trasfondo histórico y el anterior también, centrado en la Segunda Guerra Mundial. ¿Puede servir de aprendizaje para los lectores más jóvenes?

Lo que hago es meter personajes en situaciones muy extremas como puede ser la Segunda Guerra Mundial. El lector se va metiendo en una trama de situaciones tremendas que les pasaron a nuestros abuelos, bisabuelos y que cuando lo contaban no lo entendían del todo. Han pasado ochenta años en una Europa pudiente y una guerra que los implicó a todos. De cómo la vida puede cambiar de un día para otro.

Rafael Tarradas Bultó. (Cortesía Espasa)

¿Estás de acuerdo con la frase de Jorge Ruiz de Santayana, “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”? Figura en la puerta de uno de los antiguos barracones de Auschwitz.

El problema es que tendemos a olvidar. Las guerras colocan al individuo en situaciones extremas. Parece que la lección ya está aprendida y no es así. Según qué cosas y qué personajes circulan por el mundo, como Putin, sorprende que no nos demos cuenta de que estos locos nos están llevando al desastre.

En tus libros, los personajes principales llevan el nombre de algún miembro de tu familia. En este último has elegido Sagnier y Bultó. ¿Un homenaje?

Así es. Y también porque muchas de las historias que cuento las conocí a través de mis abuelos, a los que todos escuchábamos con mucho interés. Cuando ellos hablaban los demás nos callábamos. Y con esas historias comprendías la dureza de sus vidas y te mostraban algo muy importante. Nos enseñaban a no quejarnos tanto. Creo que nos hemos acostumbrado a tenerlo todo y tenerlo ahora. Lo importante es saber adaptarte.

Por tu familia se te podría catalogar de “niño bien” con privilegios y facilidades en la vida.

La suerte y el privilegio que he tenido ha sido que mis padres se esforzaron en darme una buena educación. A partir de ahí el resto lo he tenido que buscar. Cuento que cuando me fui de casa mis padres no cerraron el grifo, arrancaron la tubería. Me espabilé y vivía con lo que tenía. Recuerdo que buscaba la tienda donde el arroz estuviera más barato. Te diré que en mi familia todos han trabajado muchísimo y es lo que nos han inculcado.

¿Qué es Mas de San Antonio en tu vida?

El puerto de atraque, el punto de referencia de todos nosotros. Esta finca va a cumplir doscientos años y siempre ha sido de mi familia. Cuesta mucho esfuerzo mantenerla, pero es el punto de unión de todos. Es el lugar donde pasamos las Navidades, donde celebramos las fiestas importantes. Este verano, sin ir más lejos, éramos cincuenta personas. Como si fuera un pueblo.

Rafael Tarradas Bultó. (Cortesía Espasa)

Volvamos al libro. Tus novelas son corales. ¿En qué te inspiras a la hora de crear los personajes?

Muchas veces de gente que conozco y funciona muy bien. Una de las ideas que utilizo es encontrar perfiles que el público identifique. Es entretenido.

¿Y los malos que aparecen también forma parte de tus vivencias?

En ‘El Valle de los Arcángeles’, mi anterior novela, hay un personaje que no tiene escrúpulos y ese perfil lo encontramos demasiadas veces en nuestra vida cotidiana. Gente mentirosa, mala, envidiosa. Y tampoco están mal los ajustes de cuentas.

¿Alguno de esos malvados que reflejas se han llegado a identificar?

No, qué va. Los rasgos no son tan evidentes.

Tu primer libro lo autopublicaste. ¿Pensabas que podrías vivir de escribir?

Ese primer libro funcionó muy bien, pero pensé que la suerte se quedaba allí. Imprimí 100 ejemplares que me costaron 700 euros y los repartí en la familia. Después lo colgué en Amazon y el libro empezó a funcionar. No me lo podía creer. Y un día, cuando ya estaba con el segundo libro y camino de Formentera, me llama la directora general de Espasa, Ana Rosa Semprún, y me dice que me van a publicar mis libros y que quieren que esté con la editorial como escritor suyo.

¿A quién enseñaste tu primera novela?

Cuando estábamos en San Antonio le dije a mi madre: “He escrito una novela y me gustaría que me dijeras qué te parece”. Se quedó muy sorprendida y comenzó a leer. No me decía nada y de pronto vi que le caía una lágrima mientras me comentaba que le estaba gustando muchísimo.

¿Eras buen estudiante?

Qué va, en general malísimo. Sacaba buenas notas en Historia, en redacción y en educación física. Era bastante gamberro. Tuve una época muy desastre.

Rafael Tarradas Bultó. (Cortesía Espasa)

¿Sirve tener amigos que son famosos con apellidos sonoros?

Creo que tener amigos es una suerte sean lo que sean y vengan de donde vengan. Los amigos son la familia que eliges. Creo que tengo mucha suerte de tenerlos en mi vida.

Tu circuito son zonas como Mallorca, Sotogrande, la Costa Brava. ¿Has sentido el prejuicio de intelectuales y escritores consagrados que no admiten a los nuevos?

Creo que hay que quitarse esos prejuicios e ir al producto. El producto es ‘El hijo del Reich’. Te gusta o no te gusta, está bien escrito o no, narra una historia o no. Eso es lo importante. Tengo que decir que conmigo siempre han sido muy amables. Hay quien piensa que la vida de un escritor tiene que ser solitaria, oscura y todo el día leyendo. A los que tienen esos tópicos en su cabeza les diría que recuerden a Hemingway, a las tertulias del Gijón.

Eres un aspirante al Planeta. Tu nombre suena en las listas de candidatos.

Pues díselo a quien tenga que decidir (risas). Escribo un libro cada año, pero no lo hago con estilo Planeta sino con lo que a mí me gusta y creo que sé hacer.

¿Qué harías con un millón de euros? Me refiero a si ganaras el premio.

Vivo como me gusta y no pido más. Bueno… compraría una casa en Madrid con un jardín para tener un perro y me haría una muy buena biblioteca.

¿Estamos en buen momento, como canta Nebulossa, o la política arrasa con todo?

Creo que en general el mundo y en concreto España no sabe muy bien dónde va. No solo en la política sino en cosas como la guerra de los sexos, lo que se puede decir y lo que no es políticamente correcto, en la ordinariez establecida, en lo soez, en la falta de educación. Creo que lo importante es respetar. Soy catalán y me siento profundamente español. Y el problema es que hay gente que no entiende que esas dos cuestiones pueden coexistir perfectamente y vivir felices.

Firmas con tus dos apellidos. La princesa Leonor también llevaba el Ortiz en su uniforme de la Academia de Zaragoza.

La familia Tarradas es muy pequeña y los Bultó hemos vivido siempre muy cerca. Mis primos son mis hermanos. Somos una gran familia que nos han enseñado la cultura del esfuerzo.

¿Qué recuerdos tienes de tu tío, el deportista Álvaro Bultó?

Álvaro vivió con nosotros y no paraba de hacer cosas. Era único, muy libre.

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