ELENA FURIASE REACCIONA AL RELATO DE MARíA CASTRO SOBRE EL MáGICO PARTO DE SU HIJA VELADA: “SOLO PUEDO LLORAR DE EMOCIóN”

El pasado 9 de abril, María Castro dio a luz a su tercera hija: Emma. En estos primeros días ha estado muy activa en redes compartiendo los días post parto. Ha mostrado su cuerpo, todavía con barriga. Ha compartido sus problemas con la que está siendo la lactancia más dura para ella. Y ahora, también ha relatado cómo vivió el parto.

“15 días de vida, Little EMMA! Llegas con la CALMA propia de haber nacido velada (que esto no os lo había contado aún) y a la vez con toda la FUERZA de la naturaleza, capaz de cerrar un ciclo, el de mi maternidad (3 cesáreas son más que suficientes), y con ello sanar heridas… y todo ello mientras cumples sueños…Nuestro sueño de vida!”, comenzaba compartiendo.

Y poco a poco ha ido relatando cómo fue el día en el que su pequeña llegó al mundo: “Vamos por partes…entré a quirófano tranquila, serena… sabiendo los riesgos que asumía, y el tesoro que nos esperaba. Los que me conocen bien, saben que soy inquieta, pero no “nerviosa” para enfrentarme a las situaciones límite… y ahí tengo q decir que igual cuento con ventaja… porque siempre he pensado que mi tío Suso me vigila desde arriba, y sabrá tocar la tecla que corresponda, en caso de que algo se tuerza. GRACIAS una vez más, tío favorito del mundo mundial. No hay como creer”.

Sus dos primeras hijas habían nacido por cesárea y, en esta tercera ocasión, no iba a ser diferente. “Y eso que las terceras cesáreas… cuanto más las posteriores, no son de las operaciones favoritas de médicos y anestesistas. El útero debe contraerse, nada más “despegarte” al bebé de las entrañas…y cuantas más cicatrices tenga, puede que esa función se vea disminuída…y en ese caso poco más pueden hacer que esperar, y tener bolsas de transfusión por si… Por suerte allí se quedaron las mías, intactas, porque todo salió como se esperaba…Pero me doy cuenta que vuelvo a adelantarme, perdón”.

En quirófano

Un paso por el quirófano que se vive en soledad: “Al despedirme de Jose (en este hospi las cesareas son sin acompañante),lloré…obvio sí! Pero de pura emoción…por conocedora de lo que iba a vivir una vez más! Jose y yo nos hicimos la foto de rigor al despedirnos (él, yo, y las fotos de las neniñas), sabiendo que al salir todo sería diferente, pero igual de increíble que antes de entrar”.

Luego llegó el momento de la anestesia y el tembleque que le entró en ese momento. Y no faltó música para ese momento de tensión: “El anestesista empezó a cantar Cruz de Navajas (muy “salao”) mi canción favorita dónde las haya, y supe que esa coincidencia solo podía traer en breve buenas noticias”.

Todavía quedaba el final de ese momento que no podrá olvidar nunca: “Automáticamente las piernas se duermen, el temblor deja paso al frío del quirófano y… Todo lo que pasaría a mi alrededor, desde este momento, carecía de importancia para mí…. Porque ya solo estaba ella. Así que me desconecté del mundo, para conectarme con Emma… mi tercer corazón, que a partir de ahora latirá cada vez más libre, mientras conquista a su vez otros corazones. “Gracias Emma por elegirme…” alcancé a decir…. “Vamos a conocer a tu papá y tus hermanas… para que te digan eso de “bienvenida al mundo”, que ya es tradición en casa””.

Pero no, ahí no acababa el relato porque el momento de dar vida dio para mucho más: “… las máquinas empiezan a pitar. Quién ha vivido una cesárea, sabe q se siente absolutamente TODO! No duele (eso ya tiene lugar después…desde que te levantas como si fueras Bambi recién nacida, incapaz de soportar tus piernas, hasta estremecerte en cada tos, risa, estornudo o coger a tu bebé… que te necesita 24/7 y más que nunca). Percibes el olor de tu piel quemada, mientras se adentran capa tras capa en tu ser…. Percibes la tensión y concentración de todo el personal presente, que es mucho…. Sientes los tirones tratando de despegar una vida de la tuya propia…”.

La niña velada

En esos momentos estaba sola sin nadie cercano a su lado y se agarró al anestesista: “Una vez más, y sin poder compartir esto con nadie cercano, me ayudó hablar con el anestesista de la simple y llana vida… hasta que la doctora dijo: “a ver, los que están de charla, que a Emma le quedan unos segundos…” Y dicho y hecho… las lágrimas previas al milagro empezar a bajar por mis mejillas, cuando oigo… “shhhhhh shhhhh silencio… que viene velada” (ya sabéis, cuando asoman la cabecita aún metidos en su bolsa y nadando en el líquido amniótico, sin darse cuenta de que “ha llegado el momento”). Los presentes no lo habían vivenciado nunca… y es que estos partos, que algunos consideran mágicos, se dan una de cada 80000 veces”.

Un momento mágico del que no quiso perder detalle alguno: “Yo quería ver… pero las manos atadas en cruz y la lona verde que me separaba de mi barriga, dificultaban la tarea… así q me conformé con escuchar… pero claro, una cesárea, no es un parto vaginal…. Y tras tirar y tirar para “despegarla” de mí, la bolsa estalló, el “ohhhhhhh” rompió el silencio de la sala, y el llanto de Emma inundó mi corazón…. Y ahora ya, la velocidad!!!! Matronas revisando que Emma estuviese bien, yo sin perderla de vista por supuesto…. Mientras pregunto por mi “útero” jajajjaja “Se contrae??????” Me aventuro a decir!!!… que queréis? Soy así!”.

Todo fue bien y Emma empezó a vivir en este mundo sin perder un segundo de tiempo: “Antes de que me puedan responder, me liberan una mano, acaricio al tercer amor de mi vida, y la succión allí mismo empieza… lo que es el instinto!”.

Un relato que ha emocionado a muchos que no han podido evitar compartir con ella bonitas palabras. “Ay María! Solo puedo llorar de emoción”, comentaba Elena Furiase. “Enhorabuena familia bonita !!!🌷🌷🌷🌷🌷”, añadía Lydia Bosch.

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